Hay que ensuciarse con la gente. Entrevista a Alejandro Luy.

Entrevista a Alejandro Luy/Fundación Tierra Viva por Eurídice Ledezma

AL-. Ha habido un cambio de perspectiva de las organizaciones no gubernamentales específicamente del ámbito ambiental. Hace no mucho tiempo atrás tenían su foco en el tema de conservación que implicaba conservar ambiente, fauna y flora pero poco se hablaba del tema social. Creo que la realidad, el camino, la misma teoría del Desarrollo Sustentable llevó a las ongs a concluir que el ambiente empieza a tener sentido en función de cómo trae beneficios a la gente

EL-. Claro, no podemos hacer un enclave del ambiente sin considerar todas las variables.
AL-. Exacto. Y, entonces, ya la dimensión del problema cambia. Ya no estamos hablando en abstracto. El enfoque terminó cambiando a: “si, bueno, tenemos que conservar esto pero la participación de la comunidad es fundamental”. Creo, en la práctica, que muchas ongs han hecho todos los esfuerzos para que eso sea así, para que en los proyectos de conservación o educación ambiental haya una participación en el diseño, en la ejecución y en las actividades, de parte de las comunidades. Eso es bien rescatable.

EL-. Creo que deberíamos profundizar allí: ¿hay mecanismos reales que están utilizando las ongs para que la participación ciudadana y las preocupaciones de las comunidades se resuelvan?
AL-. Si.

EL-. Como una forma de hacer democracia participativa.
AL-. Absolutamente. Yo me refiero a la experiencia de la Fundación Tierra Viva. Para nosotros es fundamental saber lo que piensa la gente y preguntarle a la gente cuáles cree que son las soluciones y, en función de las problemáticas percibidas y las soluciones planteadas,  apoyarlos y trabajar conjuntamente con ellos.

EL-. En lugar de tener una visión paternalista de: “voy y te resuelvo la inmediatez”. Algo más asistencial.
AL-. O peor. O eso o la actitud tecnicista donde digo: “yo soy el que sé, yo sé que tu problema es esto y entonces yo te vengo a decir que es lo que tú tienes que hacer”.

EL-.Esa actitud supongo que debe generar un rechazo en las comunidades por lo menos en el mediano plazo.
Al-. Si, y el cambio en la forma de trabajar de las ongs es una de las consecuencias directas de esa visión. Porque, evidentemente, no estamos trabajando con organizaciones y comunidades que no sepan cuál es su problemática y de cómo incidir de alguna manera. Claro, ¿cómo te ganas a la gente? Trabajando con ellos y también reconociendo juntos que hay debilidades. Lo que nosotros si podemos aportar son herramientas, metodología, formación para que la gente canalice esa buena disposición a hacer algo teniendo herramientas porque, si no, se pueden frustrar. En el caso de la Reserva de Biosfera del Delta del Orinoco, estábamos trabajando con 9 comunidades en la formación de promotores socio-ambientales. Ellos identificaron el tema de la basura como un problema y ellos hicieron una actividad puntual de limpieza en sus comunidades, escuelas, con la gente y demás. Hicieron lo que podían hacer en ese momento. De nuestra parte surgió hacer la reflexión con ellos de: “tenemos que buscar la solución a largo plazo”.  ¿Qué generó eso? Que ellos mismos dirigieran una comunicación al Ministerio del Ambiente diciendo: “necesitamos que ustedes nos apoyen para atender de una manera integral el problema de los desechos sólidos”. Allí hay una visión más a largo plazo. Ellos están conscientes de que tienen que hacer algo.

EL-. ¿Y qué respuesta obtuvieron?
AL-. No le he podido hacer el seguimiento a eso, pero por lo menos hubo esa disposición. Evidentemente, tarde o temprano el Ministerio y la Alcaldía tendrán que atender ese tema. Ese es el papel de una organización no gubernamental: entender las complejidades y dar herramientas, porque el diagnóstico de los problemas lo podemos hacer juntos y es atender lo que la gente dice. En cuanto a dotar de herramientas a las comunidades consigues que, a lo mejor, hay gente que tiene muchas ganas de hacer cosas pero que son tímidos. Entonces, se le dan algunas herramientas de liderazgo básicas para organizar una reunión, para establecer consensos, para fomentar el trabajo en equipo y eso, en un lapso menor a un año, puede cambiar la perspectiva de una persona que era tímida, que poco participaba, que poco se involucraba, a convertirla en una persona que realmente está activada. Si no das herramientas iguales para muchas personas en todas esas comunidades los líderes siempre van a ser los mismos. Y a lo mejor el líder no es el mejor, pero es el que más grita, el que más se exhibe. Las ong tenemos que trabajar con esos líderes pero también con gente que está interesada.

EL-. Detectar a lo mejor otros talentos que no son tan evidentes
AL-. Para darles las capacidades, para que ellos también sean actores, para que todo no se quede centrado en una sola persona sino que sea un asunto realmente comunitario, donde el tema de trabajo de alianzas y consenso sea un punto de discusión y no que, sencillamente, me dejo llevar por el que más grita.

EL-. Y, como Fundación, ¿qué resultados visibles tienen ustedes con sus proyectos?
AL-. Nosotros desde el 94 iniciamos labores con un criterio de buscar impacto a mediano y largo plazo. Entendidos estos impactos como cambios irreversibles o que tengan una incidencia importante. Algunos ocurren a nivel muy, muy local y no se perciben. Pero, por ejemplo, cuando tú logras constituir un Comité de Educación Ambiental Interinstitucional en el estado Delta Amacuro, operativo desde el 2002, en una región donde había poca articulación entre organizaciones gubernamentales, o no, y ese es el comité que ejecuta y promueve acciones en torno al tema ambiental durante todo el año, (donde Fundación Tierra Viva participa, pero no tiene ahora que ser el líder). Bueno esas son las cosas que producen esos cambios.

EL-. Y eso fue impulsado por Tierra Viva.
AL-. Claro. Hace escasos 7 años Tierra Viva se empeñó en iniciar un proyecto de producción de cacao orgánico, e incorporación de técnicas agroecológicas para la producción de cacao orgánico. ¿Qué ha sucedido?  Pasamos de 4 productores a, después de 4 años en Ocumare de la Costa, 35 unidades productoras de cacao orgánico: 34 individuales y 1 empresa campesina liderada por mujeres. Ese es un primer resultado. Pero ese resultado ha servido, además, para que en la actualidad el Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias Miranda, esté a punto de certificar unos productores de cacao en la entidad, como productores orgánicos. Es decir, esa iniciativa que solo existía en Ocumare de la Costa ahora ya se preñó al Estado Miranda. Pero más allá en el Estado Sucre y la Fundación Proyecto Paria con otras organizaciones, están caminando para lograr tener una serie de productoras que sean certificadas como cacao orgánico. Una iniciativa muy local, muy puntual, impulsada por Fundación Tierra Viva y que, en principio, tuvo un tanto de rechazo, ha logrado calar en organizaciones públicas y privadas. Adicionalmente, esa experiencia es conocida en Táchira y Zulia. El tema de la producción de cacao orgánico es un tema que se va a discutir en el Tercer Congreso de Cacao y su Industria que va a tener lugar en noviembre.  Nuestra acción puede tener una consecuencia de cambio muy localizado pero también, algunas veces, se apunta a que tenga una incidencia en unos cambios más globales.

     En este sentido lo que se hace es complementar la labor de otros. Cuando comenzó la Misión Vuelvan Caras una de las carencias que nosotros detectamos fue la necesidad de los facilitadores de tener material. Les entregamos nuestros manuales de producción de hortalizas, de producción de cacao, etc. Entonces, das un aporte a un proceso que puede ser público o privado.

EL-. Es evidente que la pobreza y el desempleo son elementos de degradación ambiental y como aborda la comunidad los recursos que tiene a mano…
Al-. Un tema de degradación de suelos y de afectación de las cuencas nosotros lo conseguimos en el Municipio Ospino donde trabajamos de 2003 a 2007 y ¿qué hicimos allí? Teníamos un problema que es muy común en Venezuela: campesinos desforestando y sembrando en pendientes muy altas en un lugar donde llueve muchísimo, (que es la parte alta de la Sierra de Portuguesa). Pudimos intervenir a través de la incorporación de prácticas de buen uso del terreno.

EL-. ¿Tienen otros proyectos en curso actualmente?
AL-. También tenemos un proyecto de apoyo a emprendimientos socio-productivos. Estamos incidiendo en cerca de mil personas a partir de 40 experiencias de emprendimientos socio-productivos.

EL-. ¿Y cuáles han sido los obstáculos más relevantes con los cuales se han tropezado para realizar este trabajo en las comunidades?
AL-. Hay muchas iniciativas que no terminan siendo porque no hay un apoyo en campo. Es muy importante realizar todo el trabajo de acompañamiento en todos los estadios.

EL-. ¿Y los valores socio-culturales han obstaculizado de algún modo?
AL-. Hemos conseguido que cuando tú precisas a la gente si hay mucha responsabilidad. Tierra Viva ha trabajado en diferentes contextos socio-culturales y es muy diferente un promotor warao de un productor de cacao en Ocumare o un campesino en Ospino. Lo importante es que hay que ensuciarse con la gente. No es lo mismo parecer guerrero que ser guerrero.

Fundación Tierra Viva
Programa de Comunicación para el Desarrollo Sustentable. 
Entrevista realizada para el Suplemento de Desarrollo Sustentable, editado con el aporte de la Ley Orgánica de Ciencia, Tecnología e Innovación. 
Financiado por Angelo Della Torre C.A.