Una diversidad de tamaños, formas, colores y sabores. Esmeralda Mujica

Al hablar de los peces de agua dulce, para unos les vendrá a la mente un suculento plato donde estará una “cachama”, un “morocoto”, un “rayao” o una “zapuara”. Para los amantes de la pesca, estará presente “un pavón” o una “payara”; los más arriesgados, pensarán en un encuentro con unos caribes o con un temblador o anguila eléctrica; y otros alucinarán con un “sancocho de curito o busco” para levantar el ánimo. Sin embargo, hablar de la diversidad de peces que habitan en nuestros lagos, lagunas, ríos y quebradas la lista se nos hace larga. Hasta los momentos, no se tiene una cifra exacta del número de especies de peces de agua dulce que se encuentran en el país.

¿Qué nos dice la gente de ciencia?
Venezuela ha sido privilegiada por contar con un grupo de maestros venezolanos y extranjeros que han dado sus vidas al estudio de los peces de aguas continentales de Venezuela. Hay que reconocer a uno de los investigadores pioneros  en la ictiología (área de la zoología que estudia los peces) nacional fue Francisco Mago Leccia, quien en 1970 presentó la primera cifra, de unas  521 especies. Posteriormente, otros científicos dan importantes aportes en el conocimiento de los principales grupos de agua dulce como son Antonio Machado-Allison y Francisco Provenzano del Instituto de Zoología y Ecología Tropical de la UCV.
En 1997, Donald Taphorn, Otto Castillo y colaboradores de la UNELLEZ listan un total de 1.065 especies y de las nuevas generaciones, Carlos Lasso y colaboradores (2004) de la Fundación de Ciencias Naturales La Salle presentan una lista de 1.198 especies de peces en las aguas continentales de Venezuela, donde el 83% son oriundos de la cuenca del Orinoco. Todas esas especies de peces de agua dulce es lo que en el mundo científico se denomina ictiofauna, que proviene del griego – ictio- que significa pez y fauna al conjunto de animales presentes en una región geográfica, en este caso los peces.
Nuestra ictiofauna de agua dulce se encuentran repartida en las cinco cuencas hidrográficas del país:  La cuenca del río Orinoco, la cuenca del Lago de Maracaibo, la cuenca del río Cuyuní que forma parte de la cuenca del río Esequibo, la cuenca de los ríos que drenan al Mar Caribe y al Océano Atlántico y la cuenca del Lago de Valencia.
Varias especies son exclusivas o endémicas – solo existe en ese lugar y ningún otro del planeta – de cada cuenca, pero además cada especie se ubica donde las condiciones ecológicas, fisiológicas e históricas se lo permite y además no viven de forma homogénea,  cada una tiene su particularidad y ocupa un hábitat específico, hay especies propias del pie de monte andino, del Lago de Valencia, del Escudo de Guayana, de la región llanera o aquellos ríos y quebradas que llegan al mar Caribe o al Delta del Orinoco. Nuevas especies son descritas en la medida que ictiólogos –quien estudia los peces- e investigadores con sus estudiantes exploren nuestros ríos, no importa si son ríos grandes y caudalosos, pequeños y rápidos, quebradas y lagunas o aquellos que bajan de nuestras montañas lo que nos asombra es que en cada uno tenemos una diversidad propia y característica, que es posible que alguno sea desconocido para la ciencia.

Tamaños formas y colores…
Al norte de Venezuela en ríos de aguas corrientes, donde hay esas pozas cristalinas y aguas un poco frías… hay un mundo subacuático de pequeños peces plateados iridiscentes de colitas rojas, que popularmente les dicen “sardinitas”, otros pegados a las piedras, los corronchos o chupa piedras, no más grandes que un cigarrillo. Muchas de estas especies son considerados peces ornamentales, definidos como: “aquellos ejemplares vivos de la ictiofauna, que por su belleza, coloración y/o tamaño se utilizan con fines de exhibición para el hobby de la acuarofilia u ornato” (MAC, 1991).
Existe un comercio internacional de gran demanda de especies con utilidad ornamental de nuestras aguas continentales, pero que desde 1986 a 1991 motivaron a Venezuela a desarrollar una próspera actividad comercial, con una normativa especial. Hoy en día, Venezuela sale del mercado internacional y actualmente el principal suplidor de los mercados internacionales lo constituye América latina por su variedad de colores, formas con atractivos únicos, siendo los principales países: Colombia, Brasil, Perú y las Guyanas.
Dentro de ésta diversidad de especies poco conocidas, y está compuesta por peces de diversas formas, como los cuchillos, peces que igual que el temblador, tiene órganos eléctricos pero menos desarrollados, y ayudan al pez en su orientación al crear pequeños campos eléctricos a su alrededor.

¿Caribes o Pirañas?
Es una pregunta que siempre las personas se hacen cuando hablamos de los caribes. Hay que explicar, que el único país en Sur América o en el mundo, donde a este grupo de peces se le dice “caribes” y no pirañas es en Venezuela.  Existen alrededor de 16 especies que habitan en la gran cuenca del Orinoco y sus tributarios: río Portuguesa, Apure, Orituco, Arauca, Guárico y lagunas adyacentes. El nombre popular de estos peces se remonta a la época colonial, los españoles y misioneros  asemejaron la  voracidad  de estos peces con la ferocidad y aguerrido de los temidos indios de la tribu Caribe que habitaron este territorio;  de allí su nombre en Venezuela que difiere al resto de países que son conocidos como pirañas.  Este interesante y diverso grupo de peces del nuevo mundo que integra también a las “cachamas”, “palometas”, “sardinas” y las populares “tetras” pertenecen a la gran familia de los Carácidos.
Los “caribes” o “pirañas”  han sido la inspiración para películas de ciencia ficción, por su voracidad  y su capacidad de depredar en grandes cardúmenes. Muchas de las historias sobre los ataques en la vida real, son exageradas, aunque es cierto que representan un potencial peligro en las aguas turbias principalmente en nuestros llanos.

¿Cómo enseñamos este patrimonio tangible y natural venezolano?
Venezuela y la ciudad de Valencia es afortunada de que exista el Aquarium de Valencia, quien a lo largo de 39 años ha transitado una vida llena de altos y bajos, experiencias y logros exitosos únicos a nivel mundial, donde la vida y su derecho a existir ha sido el trabajo de muchos hombres y mujeres, venezolanos y extranjeros que han hecho posible que todavía tenga una larga trayectoria, gran potencial y  apreciada por muchos.
En el siglo XXI, en el año 2014 esta institución es el único acuario público de agua dulce que existe en el país, pues otros acuarios han quedado en el olvido de sus entes rectores. Sin embargo, cuando hablamos de la Diversidad Biológica y queremos exaltar la ictiofauna venezolana podemos apreciar una colección de peces, aún deteriorada pero haciendo el esfuerzo en rescatar la mayor diversidad de peces de nuestras cuencas hidrográficas, como una vez la tuvo.
Hablar de conservación de la biodiversidad y por ende de los recursos naturales, a través de la protección del ambiente, en estos espacios, es tener la posibilidad de tener un número considerable de personas,  reunidas en un mismo espacio durante los 360 días del año y que logren tener una experiencia agradable, en su tiempo libre, y le brinde un sano esparcimiento acompañado de la familia o amigos, es una oportunidad invalorable y que debe ser aprovechada como una herramienta innovadora para la Educación ambiental. Queremos que las nuevas generaciones conozcan los peces que nos dan alimento, para poder protegerlos, para poder normar sus pesquerías, para conservar los hábitats de esta riqueza de peces venezolanos.
La Unión Mundial de Zoológicos y Acuarios (WAZA, 2009), a través de la Estrategia mundial de los Acuarios para la conservación de la naturaleza, insta a estas organizaciones asegurar que la educación es uno de los motivos principales de su razón de ser.
A nivel mundial, se estima que el número de acuarios públicos importantes en el mundo es de más de 315 (afiliados y no afiliados a WAZA), el cual va incrementando cada año. Desde el 1990 se han abierto más de 100 acuarios públicos alrededor del mundo, incluyendo notablemente 22 en China. Estas inversiones a gran escala traen impactos altamente beneficiosos en lo económico, en el empleo y en lo social. La existencia y rápida extensión de los acuarios en todas las regiones del mundo también crea nuevas oportunidades de educación a través de una audiencia diversa y multicultural representando todas las categorías socioeconómicas. El potencial es enorme, al menos 250 millones de personas visitan un acuario cada año. Si se incluye a China en este cálculo, la cifra podría llegar a ser superior a 450 millones.

Biol. Esmeralda Mujica de Jorquera. Vicepresidente Fundación J.V.Seijas. Aquarium de Valencia.