No es exagerado afirmar que los mares son prácticamente los receptores de todos los residuos generados por los humanos. A través de los ríos, o la escorrentía de la tierra cercana a las áreas marinas, sustancias, componentes, así como objetos son conducidos a un gran espacio que cubre cerca del 70% del planeta tierra.
Lo extenso de los mares y los océanos pueden hacernos pensar que en ellos se “diluye” todo lo malo y entonces se minimiza el problema. Sin embargo, el asunto no es tan sencillo. El efecto de las corrientes acuáticas y de los vientos, y la desembocadura de los ríos suelen concentrar la mayor cantidad de residuos en algunas regiones, pero aun muchos residuos flotan libremente confundiéndose con objetos propios del mar.
El caso de las tortugas marinas
A nivel mundial existen 7 especies de tortugas marinas, 5 de las cuales están presentes en Venezuela. Todas esas especies están amenazadas, lo cual quiere decir que pudieran desaparecer si los factores que causan el problema persiste.
Aunque no existen datos precisos, se conoce que las tortugas marinas son animales muy longevos, es decir que viven una larga vida, superando los 80 años de vida. Además tardan mucho en llegar a su etapa reproductiva. Por ejemplo la tortuga caguama o cabezona, que habita en nuestros mares, llega a su madurez a los 25 años.
Debido a la alta mortalidad natural de sus huevos y tortuguillos, son muy poco los individuos que llegan a estado adulto. Se estima que de cada 1000 tortuguillos que nacen vivos, solo uno llegará a reproducirse.
Los principales problemas de las tortugas marinas están vinculados al hombre, ya que este consume sus huevos, o las captura para consumir su carne o usar su caparazón para la elaboración de productos de joyería o artesanía.
Un problema adicional muy conocido, que genera preocupación entre los conservacionistas a nivel mundial, es la ingestión de bolsas plásticas, que por asfixia o complicaciones en el tracto digestivo causa la muerte de estos reptiles.
Tu ves la diferencia, ellas no
La combinación entre una especie amenazada y la proliferación de las bolsas plásticas a nivel mundial, ha conducido a numerosas campañas en diferentes parte del mundo orientadas a contribuir a la conservación de las tortugas marinas a través del combate al uso indiscriminado de las bolsas plásticas.
Cuando las bolsas plásticas flotan en el mar, con sus asas hacia abajo y el cuerpo hacia la superficie, se asemeja a una medusa, que es la fuente de alimento de varias especies. Por ello la Asociación Mediterránea para la Conservación de las Tortugas Marinas produjo un afiche que señala “Tu vez la diferencia, una tortuga no” (http://medasset.org/en/news-and-media/images) el cual ha sido su caballo de batalla para atender este grave problema.
No solo tortugas, no solo las bolsas
El efecto negativo de las bolsas plásticas no se evidencia exclusivamente en las tortugas marinas sino que tiene impacto sobre las poblaciones de muchas y muy variadas especies.
Según han señalado conservacionistas, casi 200 diferentes especies marinas mueren por la ingesta de bolsas plásticas. Las gaviotas son posiblemente las aves marinas más afectadas por la proliferación de estos productos. Pero, aunque cueste creerlo, mamíferos tan grandes como focas, delfines y hasta ballenas han sido encontradas muertas con bolsas en sus estómagos.
Pero las bolsas plásticas son solo uno de los numerosos desechos de plástico que están contaminando las áreas marinas: botellas, tapas, aros, sogas, entre otros. Amparados en la conclusión de que “los océanos se están convirtiendo en una sopa de plástico” la Fundación Surfrider desarrolla en los Estados Unidos de América un programa orientado a disminuir el consumo de envases, bolsas y materiales de plásticos que terminan en los océanos y causa la muerte de muchas especies animales. Una imagen que utilizan en su campaña es un roll de sushi, donde el arroz en vez de estar rodeado de alga, se envuelve de una bolsa de plástico. (http://www.surfrider.org/programs/entry/rise-above-plastics)
¿Qué puedo hacer yo?
Frente a ésta problema, imperceptible para muchos, pero con efectos sobre nuestra valiosa naturaleza, cada uno puede acometer acciones sencillas desde el hogar para mejorar la situación.
1. Evita el uso innecesario de bolsas plásticas: muchas compras podemos llevarlas en nuestros bolsillos, carteras o morrales. No pidas la bolsa si realmente no la necesitas. Nunca pidas doble bolsa en el supermercado.
2. Usa una bolsa ecológica cuando vayas de compra: Estas bolsas, elaboradas en tela o incluso de plástico proveniente de pendones o vallas publicitarias, pero pueden ser utilizadas durante muchos años.
3. Menos plástico en la oficina: En tu lugar de trabajo elimina la compra de vasos o cubiertos plásticos. Garantiza que todos tus compañeros o empleados cuenten con cubiertos, platos, vasos de cerámica o metal.
4. ¿Pitillo? ¿Para qué?: Cuando compramos una bebida, de manera casi instantánea nos dan un pitillo, pero la mayoría de las veces podemos prescindir de este objeto. Da el primer paso en tu próxima compra de refrescos o jugos, y no uses pitillo.
5. Lleva tu agua: Si te gusta o necesitas tomar mucha agua cuando andas por la calle, es preferible que la lleves en un envase desde tu casa y no compres botellas de agua en la calle.
6. Recicla: Aunque en Venezuela esta práctica está poco extendida, existen organizaciones que promueven el reciclaje de diversos materiales, incluyendo el plástico. Por ello acopia bolsas, botellas y tapas plásticas y llévalas a centros de reciclaje.
¿Sabías que?
De las 5 especies de tortugas marinas que se encuentran en nuestros mares, 4 nidifican en nuestras costas.
Alejandro Luy
Artículo publicado en la Revista Vecino Saludable como parte de la alianza entre Botiquería y Fundación Tierra Viva.