Fundación o no fundación. Elias Santana

Basta leer a la socióloga venezolana y experta en las relaciones entre las empresas y las comunidades, y la sociedad, Charo Méndez, para apreciar la tradición existente en el país en materia fundacional.

Por razones diversas, en el siglo pasado muchas de las grandes empresas (venezolanas o no) deseosas de hacer un aporte relevante a su entorno crearon fundaciones, generalmente denominadas de manera idéntica o muy cercana al nombre de la corporación. ¿Ejemplos que aún perduran? Fundación Mendoza, Fundación Polar (ahora llamada Empresas Polar, una decisión muy acertada) o Fundación Bigott.

El movimiento fundacional ligado a corporaciones llegó a tener tanta vitalidad que incluso contó con una federación, con sede, servicios, un directorio, representación en eventos internacionales e iniciativas propias para un sector tan especializado. Los tiempos y la realidad han cambiado, existen menos fundaciones empresariales activas, no existe tal federación con actividades públicas y de impacto. Entonces, cómo es hoy este universo. Desde la década pasada se han venido perfilando varias tendencias:

1. Algunas empresas insisten en el camino fundacional. Casos de reciente creación de fundaciones son los de Seguros Caracas y ZOOM. Trabajan en sintonía con su “casa matriz”, pero son el rostro público del aporte corporativo. No les reporta un especial tratamiento impositivo, pero desean tener presupuesto, planes y visibilidad propia, son el brazo social de la empresa. Generalmente operan en las instalaciones de la corporación.

2. Otras empresas han tendido a disminuir el peso de la fundación en su acción de responsabilidad social (pues se ha asociado la idea de fundación a la etapa de la filantropía o se busca mayor perfil de la propia empresa, frente a la posible “sombra” de la fundación, propiedad de la empresa). Empresas que comenzaron a ser la cara visible de su acción social, pero manteniendo en un perfil más discreto o en la nevera a sus fundaciones.

3. Varias importantes corporaciones han comenzado a asumir los programas de contribución social buscando aliados en la Sociedad Civil, Instituciones (como Fipan o la Universidad Valle del Momboy), Asociaciones Civiles (como Fe y Alegría o la Sociedad de Amigos del Árbol), o Fundaciones No Dependientes de Empresas, sino con vida e identidad propia. Un caso emblemático es la apuesta de Farmacia SAAS con Fundación Bengoa o Botiquería con Fundación Tierra Viva. Ambas del mismo consorcio, buscan una alianza que les dota de mensaje profesional y pertinente, les añade valor y credibilidad y tiene sabor a contribución con instituciones con fines loables, que todos respetan.

4. Ya están muy presentes en Venezuela varios casos de empresas que crean su propia institución social, que no necesariamente lleva su nombre, para canalizar su aporte directo y casi exclusivamente hacia su propia causa noble, comunicándolo así en su presencia pública. Lo vemos en las iniciativas de Locatel o de McDonald’s.

5. Es creciente el número de empresas que ha decidido no crear fundación, sino conformar un equipo profesional (probablemente con apoyo externo) y llevar adelante su acción social, seleccionando su propio nicho o definiendo varios ámbitos de contribución. Casos para analizar son los del Banco Exterior, Industrias Hermo, Coca Cola o el de Banesco.

6. Por supuesto que emblemáticas experiencias se mantienen, las empresas Polar hacen buena parte de contribución a través de su fundación o telefónica, con su presencia Iberoamericana, contribuye global y localmente. Manteniendo el rostro público y la iniciativa de la fundación, claramente vinculada a la corporación.

Hemos visto un boceto de las que podrían ser las tendencias apreciables en la Venezuela del año 2013. Pero, si alguien se le acerca a usted y le pregunta: ¿Puedo o debo crear una fundación con el mismo nombre de mi empresa o con otro pero obviamente ligada únicamente a mí, para canalizar mi aporte social? ¿Cuál sería la respuesta que usted le daría?

Nuestra respuesta en una próxima entrega. Pero comenzaría con la palabra depende. Depende del carácter, misión, metas sociales, relaciones actuales con el entorno y los centros de decisión, su trayectoria, ubicación o presencia geográfica y social. Depende, pero de ser posible, recomendaríamos que a estas alturas no es conveniente crear una fundación.

Fuente:  El Periodiquito

http://www.elperiodiquito.com/secciones/viewarticle/1054/Fundacion-o-no-fundacion—