La contribución de Venezuela contra el cambio climático: una metáfora. Alejandro Luy

Imagine que usted, cabeza y sostén de una familia, un día llega y le dice a su pareja y a sus hijos:  en un año vamos a ser multimillonarios.  De parte de sus interlocutores, quienes han puesto toda la atención en sus palabras, la pregunta fundamental será; ¿cómo vamos a hacerlo?

Ellos esperarían escuchar una suma de acciones que ha de emprender las cuales tendrán que ver con más y/o mejores ingresos, sustanciales ahorros que implicarán evitar gastos superfluos, además de cambios de conductas que repercutan en la economía familiar.  Querrán saber si usted aprovechará posibilidades de formación para mejorar las capacidades de la familia, e incluso si en su plan incluye oportunidades de invertir con poco riesgo.

Pero si usted en vez de un plan les cuenta que van a hacer multimillonarios porque saben lo que es el dinero, tienen una cuenta de ahorros, porque lo vio en sus sueños, porque una vez jugó lotería y se ganó un premio (no muy grande aclarará usted) y especialmente porque usted cree cada vez que expresa el deseo se convierte en un decreto que la gracia divina contribuirá a que se cumpla, me temo que su declaración no será bien recibida.  Incluso podría ser peor si, en vez de ejecutar acciones para tener más dinero, les expresa que uno de sus propósitos para ser millonario es salir cada fin de semana a un restaurant de lujo.

En esencia, eso es lo que pasa con las “Contribuciones Previstas Nacionalmente Determinadas de la República Bolivariana de Venezuela para la lucha contra el Cambio Climático y sus efectos” presentadas por Venezuela al finalizar la COP21 en París.

Luego de establecer la meta de reducción señalando que el “Plan Nacional de Mitigación apuntará a la reducción de las emisiones del país en al menos un 20% para 2030”, el documento se explaya a mencionar iniciativas del gobierno, desde la Misión Vivienda hasta los refugios de motorizados; desde la producción de insumos biológicos hasta las fábricas socialistas; desde la “Creación de un nuevo Viceministerio, con visión ecosocialista para la Gestión Integral de los Desechos y Residuos” hasta la Inauguración de la Planta de Autobuses Yutong o la realización del Congreso Venezolano de Diversidad Biológica, y las engloba en lo que se está haciendo contra el cambio climático.

Nada de lo anterior explica claramente cómo vamos a llegar a ese 20% ofrecido ante el mundo.  Además, las “Políticas nacionales para la lucha contra el Cambio Climático y sus efectos” que conforman el literal C del documento no son otra cosa que el Objetivo 5 del Plan de la Patria, con los verbos que abundan en un plan (contribuir, impulsar, implementar, construir, garantizar, desarrollar, etc.) pero, hay que reiterarlo, sin decir cómo.

Sin acciones concretas, con fechas y recursos, como la reducción del subsidio a la gasolina y el diesel, el saneamiento de los botaderos de basura o evitar la deforestación, solo para mencionar las más obvias, ese norte de 20% no será alcanzado y nuestro país no habrá contribuido en la atención del principal problema mundial, para vergüenza de todos los venezolanos.

 

 

Alejandro Luy

Gerente general

Fundación Tierra Viva