Francisco Javier Bisbal Enrich, un “Quijote de la biología hecha museo”. Hernán Papaterra

Francisco Javier Bisbal Enrich –hermano del prestigioso comunicador social Marcelino Bisbal Enrich- nos obliga a hacer un alto en el diario quehacer y adelantar una reflexión concienciadora. En la vida nos encontramos con personas cuyo destino – por disposición de la Providencia- fuera ser parte de la historia grande de un país. Las circunstancias los van llevando a ser vinculados con instituciones que hacen posible –por definición- que las naciones nunca olviden su pasado loable que da sentido al presente relevante y posibilita el futuro trascendente. Símbolo de una pléyade de investigadores de las ciencias naturales.

          Su reciente y lamentable fallecimiento que a todos sorprende y conduele nos retrotrae a los tiempos vividos por historiadores y geógrafos naturales como Henri Pittier y Ernst Schafer. Dos de los grandes de la museística naturales de Venezuela.

Francisco Bisbal fue Licenciado en Biología, graduado en Universidad Central de Venezuela (UCV). M.A., University of Florida, EEUU. Coordinador, Museo de la Estación Biológica de Rancho Grande, ubicado al pie del Parque Nacional Henri Pittier, Maracay, Edo. Aragua, Venezuela. Adscrito a la Oficina Nacional de Diversidad Biológica del Ministerio del Poder Popular para el Ambiente.

En 1984 el biólogo Francisco Bisbal se hace cargo del Museo de la fauna del Parque Nacional Henri Pittier y la colección científica de aves. En este período se incluyen en el proyecto de inventario los grupos de los reptiles, los anfibios y los peces. Además se crea la Colección Didáctica para atender a estudiantes de nivel medio, técnico y universitario.

Para 1986 Francisco Bisbal vuelve al frente del Museo de la Estación Biológica de Rancho Grande. Para enero del 2000 las colecciones contaban con un total de 22.640 especímenes de mamíferos, 11.887 de aves, 3.725 de reptiles, 3.634 de anfibios y 75.000 (85.000 frascos) de peces. Las colecciones docentes cuentan con un total de 1.200 especímenes entre mamíferos, aves, reptiles, anfibios y peces. Además se cuenta con una serie de pequeñas colecciones, tales como la colección de grabaciones de cantos de aves (953 cintas), la colección de esqueletos de aves (922 esqueletos), la colección de huevos de aves (180 huevos), la colección de nidos de aves (99 nidos), la colección de tractos digestivos (746 estómagos de mamíferos y 1.875 buches-mollejas de aves), la colección de órganos reproductivos de mamífe­ros (414 muestras), la colección de aves en líquido (223 aves) y la colección de ectoparásitos de mamíferos (3.733 ectoparásitos).

El ornitólogo Ernst Schafer en el año de 1950 fue quien hizo realidad la idea de Pittier, sobre la creación de la Estación Biológica de Rancho Grande que conjuntamente se fundó con el Museo al público. Bisbal asumió el reto.

La historia de los museos y colecciones en Venezuela se remonta a finales del siglo pasado, cuando Adolfo Ernst (1832-1899) fundó en 1844 la cátedra de Historia Natural de la Universidad Central de Venezuela y promovió la reactivación del proyecto del Museo Nacional creado en 1869 por decreto del presidente Guillermo Tell Villegas, el cual se inauguró en 1875 (Fundación Museo de Ciencias 1993, Pérez-Hernández 1993).

En 1950 el biólogo Ernst Schafer inició las colecciones que luego conformaron el Museo de la Estación Biológica de Rancho Grande (Bisbal 1990). A partir de la década de los sesenta, se intensificó la actividad museística en Venezuela y aumentó la aparición de una cantidad considerable de nuevas colecciones. Algunas de ellas incrementaron su importancia, rápidamente, en los últimos años.

La información sobre los ejemplares «tipo» que se encuentran en las colecciones del país fue completada (únicamente para vertebrados) con los trabajos de Ochoa 1989 y Bisbal y Sánchez 1997.

Cuatro testimonios de talentosos profesionales que lo conocieron y trataron en vida y lo apreciaron en su magnitud intelectual y espiritual nos permiten mostrar su valía como estudioso de las ciencias y experto en la museística biológica.

Sergio Antillano (Ingeniero museógrafo): “Hoy (13 de julio 2020) ha fallecido Francisco Bisbal quien dedicó buena parte de su vida a estudiar y dar a conocer vertebrados terrestres, y a la preservación de la colección nacional de fauna y el Museo de la estación biológica  Rancho Grande en el Parque Nacional Henri Pittier”. “En medio del sinsabor de su partida, llega luz sobre la trascendencia de la labor y esfuerzo de quienes, como él, han dedicado décadas de sus vidas a la sistemática e inventario de las especies de fauna que habitan el país. Esos seres acuciosos e indagadores que buscando sentido se hacen preguntas y arriban a respuestas ampliando el campo infinito y cambiante de los conocimientos”.

Wilmer Becerra (Geógrafo geomorfólogo): “Lo conocí y trabajé con él durante 10 días en el archipiélago Los Testigos. Francisco era una gratísima persona, bonachón y muy sabio. Le puse el mote de Quijote de la Biología, por su aspecto físico tan gracioso. Me dolió sinceramente la noticia. Lo extrañaremos.

Ángel Fernández (Ingeniero en recursos naturales y botánico): ”Francisco Bisbal era un gran tipo, era de esas personas con las que se quiere seguir hablando. Muy centrado a la hora de hablar de naturaleza, fauna, conservación o políticas ambientales. Seguro en sí mismo debido a su amplia experiencia y preparación. Era muy buen conversador y tenía un humor particular, agudo, especialmente para referirse a la situación que atraviesa Venezuela y un látigo para con los responsables de ello, incluyendo en sus juicios a aquellos relacionados con la política ambiental y desastre en las colecciones biológicas y museos. Cuánto lamento el hiato entre nuestra última conversación en el IVIC y su desaparición. Lo vamos a necesitar”.

Edgard Yerena (Biólogo y abogado): “Para mí, aunque no soy experto, pero tengo relación con el tema, y que conocí a Francisco, creo que debe estar dentro de los 5 mastozoólogos más importantes de Venezuela del siglo XX, junto con los profesores Juhani Ojasti, Edgardo Mondolfi y Omar Linares”.

Por su parte, Fundación Caribe Sur expresa su duelo: “Hoy la ciencia está de luto por el fallecimiento del biólogo, egresado de la UCV, Francisco Javier Bisbal, MSc en fauna silvestre, quien dedicó su vida profesional a la generación de información sobre la biodiversidad y a su labor como curador del Museo de la Estación Biológica de Rancho Grande”.

Este era su gran sueño y el legado de Francisco Javier Bisbal a las nuevas generaciones de profesionales de las ciencias naturales: Venezuela, como un país megadiverso, debería llevar a cabo estudios sobre diferentes campos, entre otros: Taxonomía, Sistemática, Genética, Ecología, Morfología y Biogeografía, con fines de conservación y uso sustentable de la diversidad biológica. Aquí los museos y colecciones científicas juegan un papel importante como generadores de conocimientos. Ahora bien, no existe ningún museo o colección que cuente con la representación total de la diversidad biológica del país; en este sentido, resulta de vital importancia la colaboración entre museos y colecciones nacionales y extranjeras con la finalidad de facilitar el trabajo científico por medio de intercambios de muestras e información, incrementando así de manera detallada el conocimiento de las especies zoológicas existentes en el país”.

Aquello a lo que Francisco Bisbal dedicó de manera ejemplar su vida profesional como lo es la museística ambiental está en riesgo en Venezuela. Pareciera gritar ahora desde su tumba “La destrucción de mi «alma mater» los museos de ciencias naturales está en marcha”. Todos esperamos que un evento afortunado cambie el rumbo de la destrucción que lleve al cierre definitivo de estas maravillosas instituciones. 

Sea dicho en palabras expertas y de advertencia de quien estuvo casi una década al frente del Museo de Ciencias, en Caracas, el ambientalista e ingeniero civil Sergio Antillano: “Las colecciones de especímenes que emanan de esas largas jornadas investigativas son canteras de  información y conocimientos por descubrir y conforman un legado del que nuevas investigaciones podrán nutrirse. Las colecciones de naturaleza como esa de fauna nacional a la que Francisco Bisbal contribuyó e impulsó, sufren hoy abandono, descuido y ausencia de cobijo por parte de un Estado en manos irresponsables. Lo quede de ellas al final de este holocausto de instituciones que sufre la República, habrá de ser rescatado y el resto reconstruido. Y ese será el mejor homenaje que podamos brindar a Bisbal y los otros abnegados creadores de saberes”.

Las colecciones que el Museo de la Estación Biológica de Rancho Grande alberga son en parte el producto de las investigaciones efectuadas por las instituciones a las que éste ha pertenecido (Ministerio de Agricultura y Cría (MAC), Ministerio del Ambiente y de los Recursos Naturales Renovables (MARNR), pero también, y en mayor medida, son el resultado de 43 años de continuidad del Proyecto Inventario Nacional de Fauna Silvestre, el cual, dado su carácter permanente, es actualmente tratado como un programa. En esta institución deja una huella imborrable Francisco Bisbal.

Francisco Javier Bisbal nació el 28 de enero de 1953. Muere a los 67 años. Fue un hombre como el que describe Primo Levi, en su libro Esto es un Hombreíntegro, sencillo, humano, servicial, humilde, firme, flexible y cariñoso. 

Venezuela merece conocer y debe reconocer la fortuna de haber tenido entre sus hijos de profundo arraigo nacional y sus profesionales meritorios de proyección internacional a un hombre de la valía y entidad del biólogo Francisco Javier Bisbal EnrichQue su obra en pro de los museos de ciencias naturales no haya sido en vano. Tiempo de seguir sus pasos por la sostenibilidad y sustentabilidad del país que debe renacer. Sé que debemos decir ¡Descansa en Paz! Pero sus sueños y metas siguen vivas, latentes y solo esperan por el relevo que debe ser concienciado en las nuevas generaciones.

“Las colecciones de historia natural son representativas de la diversidad biológica en espacio y tiempo y contribuyen de manera notable a enraizar en la mente de todos, desde los niños hasta los adultos, la conservación de la naturaleza”.

“Los Museos pueden también jugar un papel muy importante en desarrollar esa conciencia a través de una intensa educación ambiental. Es en ellos donde se guarda, conserva y exhiben objetos de valor tanto patrimonial como científico, histórico y didáctico”.

“Conservar la diversidad biológica se debe convertir para los Museos en un tema constantemente tratado en su trabajo de educación ambiental”.  

En nombre de todos quienes lo conocimos. Gracias Francisco Javier Bisbal Enrich.

Hernán Jesús Papaterra, 13 de julio de 2020